
Se mide para ayudar a discriminar el origen botánico de las mieles, y, especialmente, para distinguir entre las mieles florales y las de mielada (mielatos). Esta medición es directamente proporcional al contenido en sales minerales (analíticamente también llamado "cenizas").
Las mieles de mielatos (mielada, mela) de alcornoque, encina o roble (quercus sp), pino, abeto... tiene conductividades superiores a 800 μS/cm. La miel de bosque (mezcla de mielatos y floraciones) suele tener un rango de conductividad entre 800 - 900 μS/cm. Cómo trabajar para mediciones aproximadas:
- Limpiar y enjuagar con agua destilada un vaso graduado de 50-100 ml (o un envase de muestra de orina) que tenga una señal para indicar 25 ml.
- Con una cucharilla de café tomar 6,0 g de miel (pesar con balanza de precisión de al menos décimas de g).
- Disolver la miel con un poco de agua destilada. Cuando la miel esté disuelta, añadir más agua destilada hasta llegar a los 25 ml. Si se hace por peso, se deberá añadir 21 g de agua destilada.
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Quitar la tapa protectora inferior del conductímetro y desplazar hacia la izquierda el botón superior de puesta en marcha: la pantalla ha de marcar 000 en el centro (según modelos). Si marca cualquier otro número, se deberá ajustar esa lectura a cero lavando los electrodos con agua destilada.
Si es preciso, calibrar.
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Sumergir totalmente los electrodos del conductímetro en la disolución de miel, agitar suavemente para que se desprendan las posibles burbujas y leer la conductividad en la pantalla.
Se considera la lectura estable si permanece fija un mínimo de 5 seg. La lectura se da en μS/cm.
- Antes de una nueva medida, lavar los electrodos con agua destilada y secar con un pañuelo de papel o de algodón suave. No olvidar apagar la pantalla con el botón superior cuando se acabe de trabajar, y secar bien los electrodos antes de poner la tapa del conductímetro.
- Para verificar su eficacia de medida haga varias mediciones, con la misma miel, los resultados han de ser semejantes.